domingo, abril 02, 2006

Si leen esto por favor háganse los locos...


Papara es la gata que el destino puso en mi camino hace algo más de once años… Mi relación con ella se desarrolló literalmente bajo el significado de la frase: “me dejé llevar”…

Estaba filmando una película con unos italianos en Paparo, en el área de Barlovento, y la pequeña gatita apareció solita en la puerta de la habitación que ocupaba en un hotel de la zona…

Comencé por darle leche. Martín, el niño protagonista del film me ayudaba en tal tarea… y finalmente se infiltró abusivamente en mi vida (luego lo supe: así suelen ser todos los gatos, ellos desarrollan la viveza por instinto natural). A veces pienso que los venezolanos recibimos cierta “transmisión genética viral” de los gatos, digo: por este similar asunto de manejar la viveza con descaro… pero ese será tema de otro post...

Estuvimos filmando por tres semanas en Paparo, y Papara no dejó de recibir su platito con leche fresca durante todo ese período… Llegase a la hora que llegase, después de la jornada de rodaje, allí estaba ella: “lambusia” * como todo buen ejemplar de su especie, esperándome en la puerta de mi habitación…

Entonces, el día antes de regresar a Caracas se generó un pequeño conflicto dentro de mí: “no me gustan los gatos, pero qué será de esta pequeña y “linda gatita” sin mí? Definitivamente “NO” quiero un gato” –expresaba el “yo” malo que afortunadamente siempre me acompaña–. En eso apareció el “Productore” Carlo Vacca –encarnando al mismísimo ángel bueno y me dijo–: “Cara, é bella esa gatita, creo que necesita una madre”. En fin, como dicen en los bajos fondos: “me mareó”… se ofreció como padrino incondicional, como padre sustituto, me habló de la magnífica experiencia de tener una mascota, de los gatos y su inteligencia, etc, etc, etc…

Todo parecía ir muy bien: al llegar a Caracas Carlo Vacca me acompañó en su primera visita al veterinario, le compramos su baño portátil (una caja con arena), le compramos hasta un pequeño cascabel… Luego me llevé a Papara hasta mi casa en esa época, un pequeño anexo en Los Palos Grandes. A los 15 días Carlo Vacca regresó a Italia y formó parte de la lista de los padrinos “lights” –por no decir: irresponsables– que abundamos en el planeta… (me incluyo en este grupo)…

Me casé, en mi mudanza Papara obviamente estuvo presente… Olek –nuestro hijo mayor– y mi Achunga aceptaron su destino: Papara sería parte de nuestra familia… y como dice la canción infantil: “pasaron una, dos, tres, cuatro semanas… pasaron una, dos, tres, cuatro semanas”. Es decir: pasó el tiempo…

Once años después grito al mundo: ya no soporto más esta situación”.

Papara es ahora una gata gorda, vieja y exageradamente consentida… –y no precisamente por mí–.

Se ha transformado en mi más temible rival…

Abusivamente intenta ocupar mi lugar en nuestra cama… Mi Achunga argumenta que ella ha decido aprovecharse de mis escapadas a la Isla de Margarita… “Como tú no vives todo el tiempo aquí, ella sabe ocupar tu lugar”… Estoy empezando a creer que esto es verdad…

TODAS LAS MAÑANAS descubro a mi Achunga susurrándole frases empalagosas: “mi gorda bella”, “ven pa’ ca “mi pachi”, ven para que te sobe la pancita”. La gata se entrega a este romance con un placer indescriptible… Se acuesta con las patas pa´arriba al lado de MI esposo.

MI esposo le compra costosa comida de gato importada… Vela por ella con entrega, le regala diariamente un sin fin de mimos y elogios.

La gata todas las noches “chilla” hasta que Achunga no llega a casa. Luego con la pretensión típica de las mujeres negras de Barlovento, mueve sus anchas caderas y se ubica plácidamente a su lado…

Este recíproco amor me ha descuadrado la existencia… Será egoísmo? El más puro egoísmo… No lo sé…

Hoy sólo me desahogo y con un pequeño brote de inmadurez declaro que siento “celos, malditos celos”. Espero que esta situación no termine en el titular de un periódico nacional: “Por Caída Libre desde Octavo Piso Muere Gata en Los Palos Grandes, Hay Sospecha de Móvil Pasional”. Si leen esto por favor háganse los locos…
* “lambusio (a)”, vocablo criollo... dícese de todo aquel que por recibir algún tipo de ofrenda, sobre todo relacionada con la comida, es capaz de dar el todo por el todo sin mucho rollo y sin mucha ética. Un lambusio es alguien que literalmente vende su alma por recibir un placer.

11 comentarios:

Tartufa dijo...

Hola! Me gusta tu relato, siempre con un gran gusto... Solo que esta vez no lo comparto,porque no me gustan los gatos ! :(
Abrazos
Toni

Anónimo dijo...

:) queeeeeeeeeeeeeeeeeeeee risa! Deberias publicar este cuento :)

Jackie dijo...

Harry dice que, auqnue es muy joven para Papara, le manda un besito en el medio de su panza sabrosa.
Miau!

Glinda dijo...

Me muero de la risa... y yo que pensaba comprarme un gato pa matar la soledad... mejor no... jajaja

Anónimo dijo...

ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja!!!!
Demasiado bueno!!!!!
Migdy

Wari dijo...

Jajajajaja...esa gata como que se robò el show?? jajajaja
Buenisimo!!
Saludos :)

Nostalgia dijo...

LOL
qué bueno está esto....y lo mejor, yo estoy viviendo una situación parecida con mi perrita :)
slds ♥

Tapa-Amarilla dijo...

Esa papara es un rolo de vva jejeje, y tu eres tan alcahueta que tomas la foto mas evidente, papara y tu esposo abrazados en la cama jejejeje

Laura dijo...

Siento tener que decirte esto, pero es la verdad: ella es realmente preciosa, no tienes nada que hacer jajaja. En serio tienes una gata muy guapa

Anónimo dijo...

quien te manda jajaja

Anónimo dijo...

Que estupidez de cuento y mas aún los comentaristas anteriores