Dejaré el egoísmo...
Contaré mis secretos...
Desde hace más de cinco años he ido guardando información sobre las cosas especiales que descubro en la Isla de Margarita, donde vivo parte del año, soñando con vivir a tiempo completo.
Para los que no saben, ella, mi Isla, está ubicada en pleno Mar Caribe, al Noreste de Venezuela.
Sigo...
El año pasado me tropecé en una librería con un cuaderno gordo, empastado, que emitía la notoria señal de cuál sería su destino… Una cursi y emblemática flor de Margarita mostraba su portada… Lo confieso: a veces mi necedad cree fehacientemente en esas señales y, por eso, ahora el cuadernillo me pertenece.
Allí anoto mis secretos isleños, algunos conocidos y obvios -como los chismes de pueblo-, otros más íntimos.
Poco a poco iré contando algunos de ellos… aquí van los dos primeros...
Vean ustedes: la más espectacular estación de combustible (gasolina) que he visto en mi vida. Chiquita, cuchi, original… Siempre que estoy cerca del pueblo “El Tirano” rezo como una beata entregada a su rosario y repito: “que aún esté allí, que aún esté allí, que aún este allí” y luego pienso: "debería conseguir firmas para declarar esta esquina patrimonio histórico”…
Y este secreto a voces es el Restaurante Casa Caranta, queda en mi pueblo: Pampatar...
Una agradable casa colonial sirve de sede a la cocina italo asiática de Gabriela, su chef. No es muy económico. En general en la Isla de Margarita existen lugares donde se come muy bien a precio módico... Pero Casa Caranta vale la pena. Además, desde los jueves hasta los domingos y en temporada alta, hay música venezolana instrumental en vivo; eso le agrega un plus a la buena mesa y al sublime ambiente.
Aquí les dejo las fotos de dos ensaladas que provocan, verdad?
Este mar nocturno contrasta con el mar diurno de mi amiga Caty http://cronicasdelarochelle.blogspot.com/
