sábado, abril 28, 2007

Un Cuento de Terror para mi Achunga


“La escolopendra puede inocular un potente tóxico con sus mandíbulas”. (1)

Por primera vez en nuestra vida pasamos la Semana Santa en nuestro hogar de la Isla de Margarita. Esto es algo que hemos evitado, porque siempre nos ha parecido contraproducente para el equilibrio pacífico de nuestras almas. Hablo de ir a la playa con millones de personas que toman, gritan, escuchan música a todo volumen y en definitiva deciden divertirse bajo el concepto “exagerado”, en mayúscula, de la palabra “RUMBA”.

“Veinte pares de patas, antenas largas y dos ápices caudales en uve completan su aspecto… Con ellos este miriópodo proclama su potencial peligrosidad”. (2)

Entonces nuestra Semana Santa fue disfrutada en “contra flujo” : es decir fuimos a la playa a las 8 a.m. y regresábamos a casa a la 1 p.m. Cuando el resto de los mortales estaba recién llegando a la playa.

“De hecho su picadura resulta muy dolorosa. Nada, en cualquier caso, si las comparamos con las de sus parientes de otras latitudes, sobre todo tropicales, que pueden resultar… … …” (3)

Contamos además con la estupenda visita de nuestra amiga María Auxiliadora (alias Pachencha). Entonces el ritual de la 1 p.m. para nosotras era tomar un traguito en el porche, charlar afanosamente, mientras mi Achunga se esmeraba en la cocina con habilidad histriónica. Concentrado en el fogón como quien dirime que jugada estratégica debe ejecutar en un tablero de ajedrez… La entrega de mi Achunga al cocinar es TOTAL –le comenté a Pachencha-.

…”MORTALES”. (4)

No lo puedo creer: “esos bichos son: mortales, mortales, mortales”. Esta palabra redobla HOY en mi cabeza.

En mi larga pierna sentí el agitado andar de un batallón de cucarachas, y sirviéndome de mi afortunado instinto reflejo opté por “eyectarlas” a todas al vacío. Ohhh ohhh, no eran cucarachas… era una ENORME, IMPONENTE Y VENENOSAMENTE MORTAL escolopendra.

El grito fue tan grande que mis vecinos, el Dr. Salazar y su esposa, salieron de su casa ante la señal de alarma. Pachencha optó por ir a buscar un cuchillo en la cocina… Salió con él en la mano… Mientras yo contorsionaba del susto. El Sr. Salazar sacó una escoba “afilada” y atinadamente, a punta de golpes y después de unos 15 minutos, dio muerte a este INFAME visitante de apariencia prehistórica. Pachencha permaneció con su cuchillo en la mano, con la cara congelada de quien espera al asesino en un film de terror.

Y mi Achunga???? Mi Achunga seguía cocinando, impávido... como un autista.

(Estoy pensando en divorciarme de ti… “Hasta que la muerte nos separe” … Achunga, te lo aclaro: no nos casamos por la religión católica. Así que podemos separarnos antes de que estire la pata: “ponte las pilas pues”).

(1) (2) (3) (4) Cita textual de la página web www.nccextremadura.org

Pachencha y yo celebrando que estoy viva

miércoles, abril 25, 2007

Jacqueline


A ver, a ver...
Mi amiga Jacqueline, que vive en Canadá, está un "poquito" traumatizada con el pulpo que he dejado expuesto en este blog por un largo período de tiempo...
Lo que pasa es que estuve casi un mes en mi Isla y en mi Isla me despierto con la calma propia del que está relajado...
Quizás la foto de mis pies sirva para expresar lo que digo (lo sé, soy patona, pero ese no es el tema de este post).
El tema es que en mi Isla tengo vivencias maravillosas, tengo tiempo y tengo bienestar... peeeeroooo lamentablemente el acceso a internet por allá no cataloga como el más expedito para publicar el diario de mi Mirada Femenina...
Entonces llego a Caracas, con una banda ancha suprema, y en contraste no tengo el tiempo "sabroso" que necesito para escribir...
Pero aquí estoy... tengo cuentos anotados en la pupila de mis ojos, es las paredes de mi oido medio, en los gustos de mi lengua, en la sabana de mi piel y en el bouquet de mis recuerdos.
Todos te los voy a contar a ti Jacqueline pronto prontito... también a mi alumno anónimo y bello que me dejó un mensaje por allí... y a todo aquel que gentilmente me visita...
Por ahora te quito el pulpo Jacqueline, para que NO te manosee tanto. Je Je